Existen múltiples interpretaciones en torno a esta medida. Hay quienes sostienen que era un error premiar a un grupo de estudiantes que no comenzaban desde la misma base cultural, social, económica y educativa, pues lo determinante de estas diferencias inclinaba la balanza hacia un sector en desmedro del otro.
Otros analistas comentan que no se está premiando el esfuerzo ni la disciplina de lo que conlleva ser puntaje nacional, por lo mismo, se estaría nivelando hacia abajo y no en favor del reconocimiento al mérito. Indican que, más allá de las brechas económicas y culturales que existen en Chile, igualmente se debe premiar a los estudiantes que sobresalgan.
La discusión es extensa. Hay múltiples factores que entran en disputa, los contextos en el cual se devuelven los estudiantes toman forma y narran los posicionamientos de cada cual. Sin embargo, este artículo de opinión no pretende abanderizarse con ningún discurso, más bien invita a que veamos todas las variables y optemos por nuestra propia reflexión.
El filósofo francés Michel Foucault propone la hipótesis de que los seres humanos a lo largo de la historia lo que realizan es una interpretación de interpretaciones, es decir, no existe una verdad única que documente una situación en particular. Lo que hay son interpretaciones (mediadas por discursos familiares, políticos, educativos, etc.) sobre una situación en particular. Todo lo que se dice y piensa está estructurado por una interpretación anterior, produciéndose una red que viene precedida de otras formas.
Lo anteriormente expuesto, busca entender que todos los pensamientos están dados por circunstancias, nada es ajeno ni espontáneo, hay una cadena que obedece a una sucesión mayor. Por lo mismo, invitamos a toda nuestra comunidad educativa Cpech a entender el fin de los puntajes nacionales desde una matriz tan amplia como diversa.
¿Las tradiciones se deben mantener? ¿Los reconocimientos están por sobre las circunstancias? ¿La PAES es transformadora en todos los sentidos? ¿Las gratificaciones construyen una sociedad que valora a los ciudadanos? ¿Cuánto de importancia tiene el reconocer el estudio y el esfuerzo? ¿No se puede premiar lo que comienza desbalanceado?
Las preguntas son muchas y las respuestas también. Más allá de las diferencias, reflexionar, pensar y repensar es un deber con tintes de obligación.